Como ya avanzamos hace unos días en un primer post, Aitor Casado Rufas, Desarrollador de negocio retail, ha escrito una serie de artículos que giran entorno a la transformación digital. En este segundo post de hoy, hablamos sobre “¿qué es realmente la transformación digital?” dónde nos explica los pilares fundamentales de ésta, más allá de los cuatro aspectos que muchos creen suficientes en su empresa.
¿Qué es realmente la transformación digital?
Quizás es más fácil decir lo que no es. La transformación digital NO es:
- Contratar un Community Manager
- Montar un e-commerce
- Digitalizar los procesos de tu compañía
- O montar un CRM
La transformación digital va mucho más allá de implementar en nuestra organización los avances que van surgiendo, y tiene su fundamento en su carácter inmovilista, en continuo movimiento que nos obliga a avanzar a un alto ritmo si no nos queremos quedar atrás.
La transformación digital se sustenta en tres pilares fundamentales:
- Experiencia
- Inmediatez
- Valores
La transformación digital va mucho más allá de implementar en nuestra organización los avances que van surgiendo, nos obliga a avanzar a un alto ritmo si no nos queremos quedar atrás
En primer lugar la experiencia que un usuario tiene con la interacción de una marca o producto, la importancia que tiene para él y como lo comparte con la comunidad ha cambiado totalmente. Como usuarios reclamamos cada vez más un producto o servicio que nos proporcione una experiencia adaptada a nuestras necesidades individuales, obligando a las empresas a “atomizar” esos servicios para que sea el cliente quien los configure a su gusto y forma.
Cada vez es más común ver empresas de Telefonía o Suministros como agua o luz que nos permiten configurar sus servicios en un número exponencial de posibilidades para que nos sintamos lo más cómodos e identificados con la elección que hayamos hecho. Eso desde el punto de vista del producto, pero también tiene cada vez más importancia la experiencia que tenemos en el canal de compra, ya sea online u offline. Cuantos clicks hacen falta para comprar un artículo, que se nos recomienden la compra de otros productos aprendiendo de la experiencia de compras anteriores, transformar las tiendas en puntos de encuentro entre la marca y el consumidor más allá de la relación comercial a través de talleres o comunidades de participación. Cada vez son más las acciones que toman las empresas para mejorar y personalizar la experiencia de usuario de sus clientes.
Luego hablamos de inmediatez. Ya lo hemos comentado al principio, la tecnología digital ha acortado tanto los tiempos de respuesta que el usuario espera para colmar sus expectativas, y si no es así tiene multitud de opciones similares para cubrir esa necesidad. También hemos hablado sobre la facilidad de desarrollo de nuevas aplicaciones de tecnologías emergentes como el Blockchains, Machine Learning o IoT (Internet of Things) que permiten reformular procesos o dar solución a determinadas necesidades en un espacio de tiempo que antes llevaba años y que ahora, en menos de dos meses, podemos tener un producto mínimo viable puesto en el mercado. Todo este carácter de inmediatez también lo veremos reflejado en los millenials como comentaremos más adelante y que deberemos trabajar para no perder su motivación e implicación en un proyecto mientras ellos también interiorizan los frutos de acciones a largo plazo.
Y por último, y para mi más importante, más allá de la tecnología, esta transformación va de valores. Valores porque es lo que debe de estar situado en el centro de las empresas y permitir que los distintos actores que constituyen un negocio (stakeholders, empleados, producto/servicio y clientes) giren en armonía sobre un mismo eje. A lo largo de la historia hemos conocido múltiples modelos de negocio, en un principio centrados en el producto y más tarde en el cliente. Sin embargo, esta transformación digital también nos ha traído una mayor conciencia hacia distintos valores como el respeto al medio ambiente, a los animales, la conciliación laboral, aportaciones a ciertas comunidades o proyectos que hacen que inconscientemente nos conecten de una forma más profunda y humana con las empresas.
Los modelos de negocio centrados en el cliente estaban muy bien hace 40 años cuando, si queríamos adquirir un producto o servicio, solo teníamos dos o tres alternativas y se enfocaban en esperar a que el cliente, en cuanto cruzaba el umbral de su establecimiento, ponerle en el centro para hacerle sentir especial y único. Pero ahora no podemos hacer eso simplemente, porque el cliente lo más seguro es que no esté en el centro de nuestro negocio ya que tiene una cantidad exponencial de opciones tanto online como offline para cubrir su necesidad. ¿Y cómo le atraemos hacia nuestro negocio? Poniendo en el centro del mismo algo que conecte no solo con él, sino con todas las personas y procesos que conforman la empresa y que los hace estar sincronizados desde el primer minuto: los valores corporativos.
La transformación digital no es simplemente un avance tecnológico, es un cambio en la sociedad humana de tal calado que todo aquello que conocemos es susceptible de transformarse o acabar obsoleto
Hagamos la siguiente reflexión: Los millenials, esa nueva generación que ya esta ocupando puestos de dirección en las empresas y cada vez tienen mayor poder de decisión, tienen precisamente esos conceptos de inmediatez, valores y experiencia en el centro de sus vidas, dándoles una gran importancia. Entonces, ¿Parece descabellado ponerlo también en el centro de nuestro negocio? Creo que no. Concluyendo, la transformación digital no es simplemente un avance tecnológico, es un cambio en la sociedad humana de tal calado que todo aquello que conocemos es susceptible de transformarse o acabar obsoleto.
No te pierdas el próximo post dónde Aitor nos hablará sobre “¿porqué es necesario adaptarse?”
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