En Bolsalea siempre decimos que todos los elementos de una tienda comunican, los utilicéis con esa intención o no. Incluso, del hecho de no usarlos, el consumidor también extrae conclusiones sobre vuestra marca. En este post queremos mostrar que las bolsas son un medio que usa una firma para comunicar y generar valor.
En primer lugar, es importante que un retailer tenga en cuenta que los compradores están, estamos acostumbrados a llevarnos, de la tienda, un packaging que recubra el producto adquirido. Es un hábito de consumo implantado. Teniendo eso claro, el envoltorio influye para bien o para mal en la opinión de ese consumidor. Si es flojo e incómodo de portar, la experiencia de compra no será del todo satisfactoria, lo que irá asociado a la tienda. Por el contrario, cuando obtenemos una bolsa bonita y manejable, nos vamos más contentos y con mayor predisposición para volver.
En ambos casos, vemos que la bolsa dispone de muchas características que las empresas pueden utilizar a su favor para generar mensajes. Disposición, tamaño, asas o ausencia de ellas, con o sin fuelles, de papel, algodón o tela, satinadas o mate, etc. Unas transmiten elegancia, como las que tienen acabado couché y son apaisadas; otras frescura, como las que van sin asas (bolsas americanas); pueden, también, comunicar gusto por lo artesanal, como lo hacen las de kraft, o delicadeza, si es un pequeño envoltorio de semilujo y asas de cordón. En todos los casos, lo que refleja el packaging es la propia identidad de la marca, nada más y nada menos.
Además, serán la extensión del comercio, una vez que los clientes hagan su compra. Ello tanto en el ámbito offline como en el online. Serán un recuerdo de una buena experiencia que se mantendrá lo que los clientes las conserven. Es una forma de fidelizar, de convertir a un consumidor en seguidor. Ello, por supuesto, también sucede con los envoltorios de envíos que proceden de plataformas online; generan esa calidez de la que ese tipo de comercio adolece, en comparación con el tradicional.
Los retailers pueden conseguir un impacto aún mayor, si personalizan sus fundas. El caso de Zara es el perfecto ejemplo de cómo su bolsa siempre ha sido una de sus principales vías de comunicación. Desde hace muchos años, la firma gallega confía en su envoltorio de papel kraft para llegar a muchísimos clientes potenciales que se cruzan con él. Y es que ese packaging no solo transporta el logo de la firma después de que los compradores salgan de la tienda con sus adquisiciones, también lo hace con cada uso que dispongan de aquel. Esto es así porque son bolsas duraderas y, por tanto, muy reutilizables. En definitiva, Zara consiguió una potentísima herramienta de comunicación, muy económica, personalizando su bolsa y potenciando su visibilidad. Y todo, de una forma natural, sin movilizar grandes ni costosas campañas de marketing. Logró obtener un valor que ha sido diferencial.
Los envoltorios de las tiendas pueden ser un elemento tan atractivo que, precisamente, integren en sus estrategias comerciales. Por ejemplo, creemos que pueden promover la práctica del webrooming. En éste los consumidores buscan, en el medio online, los artículos que les interesan para después adquirirlos en la tienda física.
Como conclusión final, podemos decir que hay tantos usos comunicativos de las bolsas y formas de generar valor para las marcas como, precisamente, éstas determinen. En todas ellas, hay un denominador común: son un medio que suma.
Este es un post escrito por Ana Martín Magaña, que forma parte del equipo de Bolsalea, un grupo de personas que trabajan rodeadas de bolsas de todo tipo, y que ya hemos entrevistado en Flame.