El cliente, epicentro de cualquier estrategia. Muchos expertos en marketing y en el sector retail lo tienen claro: estamos en la era del cliente. Y es que ahora todo gira en torno a él (o a ella). Cualquier estrategia de ventas, de marketing, de diseño, de promoción o publicidad, debe de hacer pensando en el cliente: en lo que le gusta, en cómo se mueve, en lo que necesita. Esta mañana leíamos un interesante artículo de Jesús Oliver en el que se insistía también en la necesidad de poner el foco en el cliente.
Y es que, como bien dice Oliver en su blog, hoy en día vivimos un momento en el que las personas disponemos de mucha información y muchas ofertas. Podemos mirar en el móvil, en la tablet… Es decir, tenemos donde elegir… Por ello es primordial colocarle en el centro de cualquier estrategia, en el eje del modelo de negocio como piedra angular que sustente los cimientos de un proyecto.
¿Cómo se puede lograr esto? Siendo constante, con paciencia, empatía… Y todo con el objetivo de fidelizar, porque un cliente fidelizado es un cliente susceptible de convertirse en prescriptor, y en un embajador de nuestra marca. Se trata de emocionar a los clientes, de enamorarlos, de generar en ellos un sentimiento que finalice en un lazo de unión irrompible.
Siempre insistimos en Flame en la importancia de conocer bien a nuestros clientes, ya que cuanto mejor los conozcas, más acertarás a la hora de darles de lo quieren, lo que necesitan. Por ejemplo, con Flame sabrán por dónde se mueven, qué zonas de la tienda son más atractivas, cuántas personas han entrado, cuántas han comprado, cuánto han gastado, cuál es su nivel de engagement, y la tasa de retorno, entre otros muchos datos de interés con los que la estrategia óptima estará asegurada.