Existen innumerables trucos y consejos que dicen ayudarte a mejorar tu productividad, pero la mayoría de ellos son vagos y difíciles de aplicar. En cambio, es mejor atenerse a lo básico. Mantener un alto nivel de productividad no requiere una disciplina sobrehumana, una concentración de láser y una energía ilimitada. De hecho, el mejor enfoque que puedes adoptar para mejorar tu productividad es hacer menos, no más, y cuidarte mejor. Con esto en mente, aquí hay tres maneras de mejorar tu productividad laboral, asegurando que trabajes más inteligentemente y más rápido, pero no necesariamente más duro.
Invierte en lo básico antes de empezar a cambiar tu estilo de vida
Antes de empezar a tratar de desarraigar su rutina y estilo de vida actuales, es importante tener en mente lo básico. Esto incluye tener un portátil rápido y fiable del que depender. Aunque parezca obvio, es demasiado fácil perder preciosos minutos esperando a que el ordenador se cargue, o que el dispositivo se bloquee y te deje en la estacada, llevándose tu trabajo con él. Esto no sólo afecta a tu productividad, sino que puede causar una cantidad increíble de estrés.
Aunque hay muchos portátiles entre los que elegir, incluidos los de Lenovo, no es necesario elegir un modelo concreto para ser productivo. Sólo tienes que encontrar uno que se adapte a tus necesidades y que no te decepcione.
Menos es más: haz pausas regulares para mejorar la concentración
Muchos expertos en productividad afirman que hay que sentarse pegado a la silla durante horas, esclavizándose en el trabajo hasta conseguirlo. Esto tiene cierta lógica, pero a menudo es la forma equivocada de enfocar la productividad. En pocas palabras, estar ocupado no es lo mismo que ser productivo.
Puedes mirar una pantalla en blanco todo lo que quieras, no escribirás más rápido. De hecho, no darse tiempo para alejarse del trabajo hará que tu creatividad se agote y tu moral se hunda. En cambio, ten la disciplina de tomar descansos regulares. Aparta los ojos del trabajo y ve a dar un paseo, a ducharte, a cualquier cosa que te haga olvidar la tarea que tienes entre manos.
La idea es desconectar completamente del trabajo, aunque sea 10 o 15 minutos. Intenta ser enérgico: hacer ejercicio, correr o caminar es un método fantástico para energizar la mente. Si esto no es posible, permanece en su escritorio, pero retira los ojos de la pantalla. Enfoca un objeto a unos 6 metros de distancia durante 20 segundos seguidos. Esto ayudará a los músculos de los ojos si estás mirando una pantalla todo el día, y te devolverá la concentración.
Eliminar las tentaciones
El verdadero secreto para mejorar tu productividad es hacerte la vida más fácil. Elimina cualquier distracción (especialmente tu móvil), e incluso aléjese de los compañeros de trabajo o de la familia si es posible.
También debes tratarte a ti mismo como tu propio empleado. Suena extraño, pero es fácil mandarnos tareas con objetivos poco realistas y regañándonos cuando no los alcanzamos si se trata de ser productivo.
Imagina que eres tu jefe. ¿Permitirías que te trataran así? En absoluto, así que sé amable y negocia contigo mismo. Recompénsate por terminar las tareas y asegúrate de establecer objetivos alcanzables.